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Siempre quise ser parte del futuro y su adivinación...

  • Foto del escritor: grupopertiga
    grupopertiga
  • 11 nov
  • 3 Min. de lectura

De niño, mi hermano y yo luchamos por conseguir nuestra primera computadora. Era una Sinclair Spectrum Plus, lenta, limitada y difícil de usar, pero estaba conectada con el futuro. Esa sensación de tener entre las manos algo que traía otro tiempo me marcó.


Sinclair Spectrum Plus, lenta, limitada y difĆ­cil de usar, pero estaba conectada con el futuro.
Sinclair Spectrum Plus, lenta, limitada y difĆ­cil de usar, pero estaba conectada con el futuro.

Años después, en la casa de un amigo, me encontré con mi primera Ôgora: La Tercera Ola de Alvin Toffler. Ese libro me complicó la adolescencia. Su visión de la postindustrialización me pareció casi distópica, cuando mi país todavía no terminaba de industrializarse. Sin embargo, algo resonó con fuerza: desde el Sur global comprendí que necesitamos anticiparnos para poder participar, orientar vocaciones, proyecciones e inversiones personales y sociales.


Hace un tiempo, en una entrevista para una Comisión de Futuros, me preguntaron cuÔles eran mis fuentes para anticipar tendencias. Confesé algo incómodo: había dejado de leer Wired, Entrepreneur y Harvard Business Review. No por falta de interés, sino por la ansiedad que me provocaba la distancia entre lo técnicamente posible y lo que socialmente estamos preparados para sostener. A eso se sumaba la falta de reflexión y visión de muchos de nuestros dirigentes que me enojaban por irresponsables.


El futuro estĆ” en manos de la gente (todos nosotros)


Pero con los años entendí algo que las pistas del futuro no estÔn solo en los artículos o los foros internacionales, sino en la gente. En cómo se relaciona con lo que no comprende del todo, en cómo intuye lo que viene, en qué hace con la información cuando finalmente la comprende. Ahí, en ese proceso humano, estÔ el pulso mÔs real del porvenir.

Cuando pienso en la inteligencia artificial, no veo solo automatización o pérdida de empleos. Veo posibilidades concretas para enfrentar problemas complejos: la inequidad, el crimen organizado, la medicina humanizada, la educación personalizada, el trabajo sin repetición mecÔnica. No soy ingenuo. Sé que habrÔ víctimas, especialmente jóvenes y trabajadores de cuello blanco, y que se necesitarÔn recursos enormes para poder participar con justicia. Pero, de una forma u otra, estaremos en ese futuro, mÔs o menos preparados.

La pregunta que me hago desde América Latina es inevitable: ¿cómo participamos en este futuro concreto de la IA si no lo anticipamos?


Hace poco conocí una iniciativa llamada LEAP (Longitudinal Expert AI Panel), un panel longitudinal de expertos en inteligencia artificial que aborda precisamente esa pregunta. Pero no se queda en "¿qué va a pasar?". También indaga en cuÔndo, cómo, con qué probabilidad y cómo lo piensan diferentes tipos de expertos. Es una propuesta que combina método, diversidad y humildad intelectual.

Cómo anticipar el impacto de la inteligencia artificial con método y visión estratégica


El panel reĆŗne a casi 350 especialistas —informĆ”ticos, economistas, analistas de polĆ­ticas, profesionales de la industria y "superforecasters"— para recopilar pronósticos periódicos sobre el desarrollo y los impactos de la inteligencia artificial. La metodologĆ­a combina encuestas repetidas en el tiempo, estimaciones cuantitativas y explicaciones cualitativas, lo que permite observar cómo cambian las expectativas y comparar perspectivas entre disciplinas. Una prĆ”ctica que bien podrĆ­amos replicar desde el Sur, interpretĆ”ndola y aplicĆ”ndola a nuestros contextos, donde los desafĆ­os tecnológicos tienen una raĆ­z profundamente social.


Algunas de sus predicciones son contundentes: para 2030, el 18% de las horas laborales estarÔn asistidas por IA (hoy apenas un 2%). Para 2040, prevén un impacto comparable al de la electricidad o el automóvil en el siglo XX. Y solo le asignan un 20% de probabilidad a que surja una "IA poderosa" antes de 2030.


Este tipo de ejercicios me devuelven la esperanza: muestran que anticipar no es adivinar, sino prepararse con mƩtodo.


Este artículo aboga porque necesitamos mÔs espacios como LEAP. Comisiones de futuros en gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil. Personas que, de manera sistemÔtica, se ocupen de mirar hacia adelante. No para adivinar el porvenir, sino para prepararnos sin miedo y construirlo con sentido de bien común.

De una u otra forma estaremos en ese futuro. La pregunta es si llegaremos pertrechados o a la deriva.

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Fuente: "A new project aims to predict how quickly AI will progress", The Economist, 10 de noviembre de 2025.


¿Cómo anticipÔs vos lo que viene?

¿Qué señales del futuro estÔs viendo en tu entorno?

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